miércoles, 29 de noviembre de 2006

Capítulo 2. Los Castigos

Como se los prometí, aquí está el siguiente capítulo del Fanfiction de la vida de Severus Snape. Es un lapso de tiempo considerable a que Harry entre al colegio, unos ocho años. Así que tómenlo en cuenta para cuando lo lean. Disfrútenlo, y espero sus críticas y comentarios. Bye.

Princesa Mestiza

Capítulo 2. Los Castigos

-¿Por qué no te pudiste quedar callada por una vez en tu vida, Morgana?- le preguntó a Morrigan una chica con cabello muy rizado a la hora de la cena. Era el banquete de Halloween, con los murciélagos de todos los años volando y las calabazas gigantes iluminadas.

-Sabes que no me importa el castigo, Jane. Lo que me gusta es ver a Snape perder el control. Siempre con tanto dominio de sí mismo, con toda su voz queda y su sarcasmo... algo de emoción tiene que pasarle, aunque sea rozando,- le contestó Morgana, al tiempo que se servía, sin mucho entusiasmo, un trozo de pastel de carne.

- En serio estás loca, ¿piensas pasarte todo el curso haciendo esos numeritos en clase para verlo enfadarse solamente? Además, ¿a qué hora vas a estudiar? Recuerda que este es el año de los TIMOS.- Replicó Jane escandalizada.

-No creo tener muchos problemas, y quién sabe, tal vez pueda aprender mucho sobre pociones en esos castigos,- comentó Morrigan, sin hacer caso a la mirada de extrañeza de Jane, mientras se servía jugo de calabaza en su copa.

-¡Ajá! ¡Con que eso es lo que quieres! Como Snape no quiso darte clases privadas para adelantar en pociones y poder sacar un extraordinario en el TIMO, piensas sonsacarle todo lo que puedas mediante los castigos- explotó Jane.

-Bueno, más o menos ese es el plan,- contestó Morgana, sin hacerle mucho caso a Jane, ni dejarle ver qué más tenía planeado.

-Yo creo que podrías sacar el extraordinario de todos modos,- comentó Jane, tratando de convencer a su amiga.

-Sí, supongo que podría, pero yo quiero ver cómo prepara Snape las pociones, no cómo dicen los libros que las prepares, es diferente.- dijo Morgana.

-MMM. Bueno, has lo que quieras. Total, cuando estés de un humor de perros por no dormir bien no seré yo la que te aguante. A propósito, ¿qué hay de Favell?- preguntó Jane con cara de curiosidad.

-¿Ese tonto qué?- preguntó a su vez Morgana, con cara de desconcierto.

-Nada- le dijo Jane –sólo que me ha parecido extraño cómo te has metido con él en la clase.-

Con un suspiro, Morgana le contestó –créeme que no te enteras de nada- a la vez que miraba, con la copa en la mano, hacia la mesa de los profesores.

-¿Y ahora qué tratas de hacer?- le preguntó Jane exasperada.

-Estoy viendo si logro que Snape se enoje más y me pone a hacer algo difícil mañana.- contestó vagamente Morrigan.

En ese momento Snape sintió una mirada sobre él y volteó a ver quién lo observaba. Entre la mesa de Gryffindor encontró a Morgana, quien le dedicó una cínica sonrisa y alzó su copa para brindar con él.
--------

-Cierra la puerta- dijo Snape con voz queda nada más ver entrar a Morrigan a su despacho. Su rostro indiferente no tenía indicio alguno de haber notado los intentos de Morgana de desesperarlo.

Morrigan cerró la puerta. No había visto detenidamente el despacho de Snape últimamente. Ahora, además de los cientos de libros que había en los estantes, se veían tarros de apariencia viscosa que parecían de reciente adquisición. Morrigan quería preguntar qué eran, pero una simple mirada de reojo a Snape la convenció de esperar un momento más propicio.

-Vas a ayudarme a exprimir pus de bobotubérculo- le dijo Snape, mirándola con una sonrisa burlona –pero como es para una poción totalmente diferente a la que utiliza la Sra. Pomfrey para tratar el acné, no puedes usar guantes, te estorbarían para hacer un corte limpio. Cortas exactamente por la mitad y exprimes cada parte presionando con el cuchillo. Supongo que no te importará lastimar un poco tus delicadas manos.-

Snape había reparado en lo cuidadas que tenía las manos Morrigan. Las suyas estaban curtidas y amarillentas, sin duda por tareas como las que tendría que realizar Morrigan durante su castigo.

-No me importa, señor,- le contestó Morrigan, serena. Snape alzó una ceja, no la creía capaz de tanto autocontrol a sus 15 años.

-Entonces puedes comenzar,- dijo Snape, dándole un cuchillo de plata. Morgana, prudentemente, esperó a que Snape se sentara en la larga y oscura mesa donde se encontraban los ingredientes, para así sentarse justo enfrente de él.

Aplicada y silenciosamente, los dos se pusieron a trabajar. Morgana exprimía hábilmente, haciendo cortes exactos. Snape, por su parte, abría unas vainas de aspecto inofensivo, pero que intentaban clavarle unos pequeños dientes cada vez que sacaba una semilla de ellas.

Tras una hora de trabajo en silencio (y varias heridas pequeñas para los dos) Morgana se atrevió a hablarle a Snape. Probablemente era la primera alumna que lo hacía durante un castigo.

-¿Para qué poción son estos ingredientes, señor? Le preguntó con su tono más educado.

Snape alzó la vista. Toda la clara y abierta mirada de Morrigan entró por sus ojos. No veía odio ni burla en ellos, sino un profundo respeto por las pociones y un gran deseo de aprender a prepararlas.

-Es una poción muy complicada que suele salir en el EXTASIS.- Respondió entonces, con una voz muy suave, casi un susurro. –La pus de bobotubérculo es un ácido. Estas vainas son de una planta llamada vanilla cornigua, muy diferentes a las de vainilla normal, que tiene otros usos. Las semillas de esta planta tienen un pH base, junto con la pus hacen una mezcla de pH neutral que elimina ciertos elementos extraños dentro del cuerpo humano, como algunos venenos resistentes a los bezoares.-

Morrigan no había dejado de mirarlo durante la explicación, por lo que, al exprimir el bobotubérculo, el jugo cayó directamente sobre su mano izquierda. Emitió un débil quejido, por lo que Snape volteó a ver la herida.

-Por ahora ha sido suficiente- comentó, de nuevo con voz socarrona. Aún así hizo aparecer un cuenco de solución murtlap. –Mete la mano unos 20 minutos. Ya puedes retirarte- le dijo a Morrigan.- Y no quiero tener que volver a castigarte.-

Aunque- pensó- ha sido bueno tener una ayudante competente.

-Sí, profesor.- contestó Morgana, pero en sus ojos brilló una luz apenas perceptible. Mientras salía introdujo su mano herida en la solución. Nunca había visto a Snape tener consideraciones con alguien que no fuera de Slytherin.

No hay comentarios.: